miércoles, 6 de diciembre de 2017
Anoche
Anoche volví al desvelo
porque de poco soy dueño
pero de la noche sí.
De la noche vine.
Mezclé vino blanco con
la granadina alcohólica
de los italianos
y dos barquitos
de gajonaranjas.
A lo mejor no éramos ajenos,
a lo mejor fuimos mejores,
a lo mejor reactivé escritura,
que ya no es pluma,
porque siempre quise mojar
y mojar y mojar y estampar
con la punta,
paleta de grisazules,
como lo hacía Nietzche.
Mi pluma son diez dedos
en percusión.
Xilofón de teclas negras,
anhelos desubicados
deseando trascender el tiempo
con la impunidad del poeta.
Anoche, en el reflejo inocuo
del charquito vereda,
mientras fumaba el nueve,
te ví surgir.
Y en esa breve ceremonia,
fantasma en la piel,
me soplabas al oído:
"no te sientas tan solo".
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