lunes, 13 de febrero de 2017

Nagasaki

Tengo la obligación 
Autoimpuesta
Y acuciante
De contar lo sucedido:

Se exprimieron en sílabas 
Y en cada lágrima 
Rayaban el corazón
Que en polvo de vidrio 
Les llagaba la piel
En silencio
Que furtivo corría
Galopando
Como Bolt en 100 metros
Como mecha corta al bidón
De nitroglicerina 
Morder para salvarse
Retardar la agonía 
Inevitable
Y en su río bucear
Y la danza de las branquias
Y el curso metrónomo
Y eran falibles

Y el secuestro del sudor
Y la sublevación 
Y la orden desplomada
Y todos los ataques 
De todos los flancos
De todas las armas 
De toda fragancia
Revientan en el más vacío y profundo 
De los silencios 
Que es nube de humo blanco
Desbordando sin respeto 
La olla que cuece 
Al que osado ofrezca
Resistencia

Segundos
Pocos
Segundos

Y el grito desvestido
Acabado
Que se suicida
En la piel del otro
Y la calma más pura y saciada
Queda en aire de miles de millones de pequeñas 
Partículas de saliva del Hades que
Inhalaron, tragaron, gritaron
Y en la historia no encontraron más
Que anonimato a la sombra 
Del sol naciente

Los kamikazes nunca brindan testimonio:
El fuego ya es culpa de todos.

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