Tengo la obligación
Autoimpuesta
Y acuciante
De contar lo sucedido:
Se exprimieron en sílabas
Y en cada lágrima
Rayaban el corazón
Que en polvo de vidrio
Les llagaba la piel
En silencio
Que furtivo corría
Galopando
Como Bolt en 100 metros
Como mecha corta al bidón
De nitroglicerina
Morder para salvarse
Retardar la agonía
Inevitable
Y en su río bucear
Y la danza de las branquias
Y el curso metrónomo
Y eran falibles
Y el secuestro del sudor
Y la sublevación
Y la orden desplomada
Y todos los ataques
De todos los flancos
De todas las armas
De toda fragancia
Revientan en el más vacío y profundo
De los silencios
Que es nube de humo blanco
Desbordando sin respeto
La olla que cuece
Al que osado ofrezca
Resistencia
Segundos
Pocos
Segundos
Y el grito desvestido
Acabado
Que se suicida
En la piel del otro
Y la calma más pura y saciada
Queda en aire de miles de millones de pequeñas
Partículas de saliva del Hades que
Inhalaron, tragaron, gritaron
Y en la historia no encontraron más
Que anonimato a la sombra
Del sol naciente
Los kamikazes nunca brindan testimonio:
El fuego ya es culpa de todos.