Siete minutos

Entender lo que es la trama
Respetar el desenlace
Oír a al que cantase
Y las frases que aclama

Acariciar la distancia
Desamarrar la cercanía
No saber qué venía
Cuando la resonancia

El estruendo zumbido
En picadas de pierna
Temblante y eterna
Me muevo como ido

De nuevo me escondía
Porque no te vi salir
Un salir supone un venir
Un acorde es melodía

Y mañana al mediodía
Al podar mis flores
No sabré de rencores
Menos de despedida

Pues me entrego a ser
También a que me sean
Para que entonces vean
Qué mentira es pertenecer

Quiero el tiempo volver
Todo el malgastado
Mierda, estoy cansado
¿Y cuánto falta por ver?

Para Dalton

Pedro cantaba con el estómago
Y escribía con sus dedos pintados
Lo leí
Lo oí

Un Tom Waits de almacén
Un Nick Cave armando tabaco
Un Baudelaire del Bacilón
Un Cúneo Perinetti en rocanrolazo

Pues él tiene los huevos
Que yo no tuve
Para su nombre tapar
Escupiendo flamas

Nacer al morir hoy
Que ya no es ayer
Y otro día no es igual

Se parece

Aproximación al arte

Todavía recuerdo el arte
Jamás intenté clasificarlo
Ni desgranarlo, pues
es lo efímero de la eternidad.

Su bombacha arrollándose al bajar
como un alud de nieve rosa,
la flora de su piel erizada
cual desierto árido,
espinoso y
cándido.

Los ojos virtuosos rendir,
espejándome,
esperando la sentencia
con las manos maniatadas
y sudorosas

El sabor de su boca cuando 
en la boca mía, el perímetro dental, 
la poltrona de lengua, el desafío
al tiempo cabalgante,

La instantánea que mi retina toma,
el fulgor que mi mente revela,
la ansiedad que en mi alma genera,
la promesa que mi corazón nunca
pero nunca
tomará.

Pues el arte, amada, es eso.
Segundos, sensaciones, salvedades:
Sombras.
estupefacto quedo, boquiabierto,
la contemplo,

es una obra hermosa, me devora,
me superpone sobre sus tajos,
me cela, me maravilla, me
hace replantear el cosmos.

Ese sentir
esa puntada en la memoria de la piel
ese reemprender
de aquello que decimos ser
y preferimos callar.